“Eran como las 7:00 de la noche, y en todos los noticieros mostraban las imágenes de Luís Carlos Galán muerto, tirado en el piso, junto con la angustia de los que estaban allí. Yo corrí a contarles a todos en mi casa que se había muerto ese que todos los días siempre nombraban. Cuando fui donde mi mamá, una de las personas que más hablaba de él, no me creyó. Después de ver las noticias ella lloró y comprendí que ese señor era muy importante para ella”. Así lo recuerda Marcela Gómez a la edad de 9 años, pero hoy a sus 26 años, da fe del momento político que marcó a su familia.
Otras de las personas que vivió este hecho como propio fue el señor José Luís Robayos uno de los asistentes, él recuerda con nostalgia el día que se enteró de la muerte del único posible gobernante transparente en el que podía ejercer su derecho a la democracia.Hoy lamenta la muerte de Luís Carlos Galán, y recuerda que lloró a la salida del Cementerio Central, consternado como muchos otros.
Otras de las personas que vivió este hecho como propio fue el señor José Luís Robayos uno de los asistentes, él recuerda con nostalgia el día que se enteró de la muerte del único posible gobernante transparente en el que podía ejercer su derecho a la democracia.Hoy lamenta la muerte de Luís Carlos Galán, y recuerda que lloró a la salida del Cementerio Central, consternado como muchos otros.
Luís Carlos Galán, candidato liberal a la presidencia de Colombia, fue asesinado por sicarios en el cierre de su campaña política en Soacha al sur de Bogotá. Aunque antes de esto ya habían tenido varios intentos de asesinarlo, él estaba convencido de que esto no era un impedimento para hacer lo que siempre le gusto en la vida: la política, y esto se reflejaba en cada uno de sus discursos, que convencía a la gran mayoría de colombianos.
Y es que este hecho fue quizá el más recordado, no solo por la influencia de este político si no por que hoy, 17 años después, hasta ahora se muestran indicios del esclarecimiento de su muerte.
Es por esto que la historia de Galán se escribe en cada uno de las emociones de las personas que vieron en él, un hombre transparente. El funeral de Luís Carlos Galán, fue uno de los más concurridos, donde todos tenían en común la tristeza. Y de ahí que muchos hoy digan que no existirá un hombre como Galán, por lo menos es posible pensar que creyeron en un país donde la política fuera para el beneficio de muchos.
Cerca de la tumba de Luís Carlos Galán, está la del General Gustavo Rojas Pinilla, quien fue presidente de Colombia entre 1953 y 1957. Como figura pública fue velado en el Capitolio Nacional y posteriormente enterrado en el Cementerio Central el 17 de enero de 1975. Este hombre conocido por su temperamento fuerte a tal punto que según cuentan los historiadores, mandó a fusilar a varios estudiantes de la Universidad Nacional por que estaban haciendo una protesta en contra de la dictadura de ese gobierno.
Recordado no por su quehacer político como Luís Carlos Galán, si no porque fue el único presidente que obligó a cerrar periódicos como El Tiempo y El Espectador, dejando a un lado la libertad de prensa y que Paradójicamente hace unas semanas estos dos diarios recordaron lo que fue el fin de la dictadura militar.
Las reacciones para emitir opiniones acerca del Rojas Pinilla, son varias, algunos piensan que fue uno de los mejores gobernadores que haya tenido la historia de este país, así lo afirma Fernando Rueda, comunicador social. Como él también están los que apoyan las obras hechas, como la Avendida el Dorado en bogota así como otras importantes vías de la ciudad. A pesar de esto Ernesto Días, estudiante de política en la Universidad Nacional, cuenta la crueldad de este General con los estudiantes en un acto público en la plaza de toros, en el cual la hija del presidente cantó el himno nacional. De inmediato fue abucheada por los asistentes en su mayoría estudiantes haciendo que el General tomara la decisión de asesinarlos.
Estas son las dos caras de la moneda que como ironía de la vida se encuentran en un solo sitio: el Cementerio Central. A pesar de las diferentes ideologías que separaban a estos dos hombres, hay que decir que fueron importantes en la trascendencia histórica de Colombia y eso fue lo único en común que tuvieron estos hombres hoy odiados y por algunos sacralizados.
